martes, 16 de junio de 2009

.06. Ronda 1.5

La mañana tersa despierta con una intensa contracción, los cartones, los periódicos de notas semanales e importantes que para otros son entretenimiento, para otros son cama y porque no la posibilidad de inventarse un libro entero en aquella hora sagrada, los charquitos de la lluvia de antenoche medio mojando toda la cama; así las gotitas que caen de la lona rota le gotean la cara justo al centro de la cara y entre los ojos.

-Agua, más agua ¡Chingada madre!-

La queja pequeña y el tic nervioso, la movilidad de la pierna está a punto de dislocarla, pero es que no saber donde es un lío, siempre es un lío. Los arbustos que sirven de pared cubren de las miradas y detienen el ruido, sin necesitar un lujoso azulejo.

-Agua y más agua-

Un suspiro profundo y una sonrisa de entera satisfacción; las paredes verdes, aderezados claro con una buena noticia y si, una que otra mirada indiscreta; pero siempre envidiosa.

lunes, 8 de junio de 2009

.04. Ronda 1.5

El mundo se divide entre los que obran mal y los que obran bien

-Liliana Felipe


Un hoyo... un hoyo... con tantos que hay y que no pueda encontrar uno apropiado, más que este medio pequeño pero suficientemente profundo para desalojarle un inquilino nuevo. Los topos residentes en verdad ni saben lo que les espera. Pobrecitos, la neta. Ni que tuvieran la culpa de que no encuentre un baño, sobre todo a estas horas. Pero para mi arbolito confidente es bueno echar un abonito. Aunque capaz que acabo más bien plantando un pino o que luego sin querer acabe echando ese tronco al aserradero...

Y de pronto se asoma el topo, pero pierdo la inspiración cuando una mujer grita y se acercan los ladridos de un pariente de Patán (¿o cómo terminé llamando a mi perruno compañero?). Casi me cago del susto, pero dada la situación no me lo puedo permitir frente a una dama, aun cuando tenga toda la intención de sacar lo mejor de mí.

Mierda... tengo que buscar un lugar más privadito. ¿O cómo despejo esta incógnita?

sábado, 6 de junio de 2009

.03. Ronda 1.5

Se me antojaba como un placer ¿o no? Es como decir lo sacas lo metes, lo sacas lo metes, hasta que al final sale... y sientes una infinita calma, pero ahora como estoy dudo mucho que pueda expulsar algo que no sean jadeos de desesperación echando en falta una letrina o por lo menos una bacinica.
Necesitaría ser una vaca o al menos un caballo para obrar sin tapujos, así como Dios nos trajo al mundo... si no hubiera sido por Eva no sufriría ahora estar tortura, peru uyy, aquí me viene de nuevo, la piel se me enchina, no importa, ya se irá muy pronto, pero no, tal vez si me tenso así, mi abdomen muy estiradito se me vaya el acceso, pero cuidado ya que si me hago el Hércules vaya a salir agua en lugar de sólido y luego me venga el estado gaseoso y no quiero llamarme Hiroshima porque no soy chino, pero lo que está en chino es encontar un mugroso hoyo (ya no pido un retrete estoy desesperado) para meter mis escorias, así como ese perrito tan agradable hacía.

viernes, 5 de junio de 2009

.02. Ronda 1.5

Seguro que quien me vea por atrás pensará que imito a un pato por lo apretado y lo corto que camino. No hay nada que hacerle, me urge encontrar un lugar donde depositar.
Cada paso se hace más difícil, si fuera más débil de lo que soy (esfuerzo Herculeo de mi parte) ahora probablemente estaría agonizando en una esquina de esta ciudad sin colores conocidos.
Mi plan original es conseguir monedas para ir a una gasolinera, lástima que no estoy en condiciones de bailar para sacar varo (no, mejor no saco nada), no poseo otro talento para ganarme el pan que ahora quiero desechar.
Sólo queda caminar y caminar, pensar en otra cosa. Levanto mi muñeca (¡ay mana, que atrevida!) y veo que no traigo reloj, por lo que sé que ya han pasado más de 7 minutos desde que estas mismas ganas me consumen, porque yo decidí consumir en algún momento del día anterior.
No encuentro ninguna moneda, no diviso ninguna divisa y en la cocina hay olor a gas sin tener ninguna gasolinera alrededor.
Sólo escucho en mi mente el tic tac del tiempo pasar, más preciso que si tuviera un reloj digital. De repente algo me dice "Se me hace que me voy a quedar aquí nueve meses" ¡Carajo! Debo encontrar un baño urgentemente, pues ese sonido no viene precisamente de mi boca.

lunes, 1 de junio de 2009

.01. Ronda 1.5

Súbitamente abrí los ojos. Me senté sobre el suelo que contenía mi sueño y me quedé mirando a mi alrededor, no pude reconocer nada de lo que se me presentaba delante; ahora, después de unos segundos puedo ver que hay muchas personas durmiendo allí cerca, pero nadie conocido… ¿Cómo habré llegado aquí? Bueno… para empezar, ¿En dónde estoy? Sólo puedo reconocer dos cosas, la inmensa oscuridad de los últimos instantes nocturnos y este dolor de panza que me lleva al borde del retorcijón.
Ahí cerca hay un viejecillo que tampoco está durmiendo, pero sigue recostado y con los ojos apretados, como si no quisiera mirar algo, voy a preguntarle en dónde estamos… Pero primero debo encontrar un baño, ni modo de dejarles un regalito a estas personas para quitarles las ganas de desayunar cuando despierten… Pero dónde habrá uno, a mí se me hace que mejor voy a dar el rol, a ver si encuentro.
La calle está sucia, seguro que los barrenderos no se pasean muy seguido por acá, lo malo es que a estas horas no creo que haya muchas opciones para descomer como Dios manda…
Los güeyes de las loncherías siempre se ponen de apretados… ¡pero en las gasolineras siempre hay baños! lo malo es que cobran y yo que ando más bruja que la jefa del chalito, ese que andaba siempre todo chamagoso, con los mocos secos debajo de la narizota y que nadie se quería juntar con él porque tenía piojos marcianos que iban devorando el cerebro para hacer experimentos con los niños.
Pos ahí junto al parque hay unos bañitos portátiles, de esos que parecen como una cabina de teléfono, supongo que si no hay más opción, mis nalguitas tendrán que compartir utensilios con la plebe…
Vaya susto con esos pinches inodoros cantarines; mejor me juyo a seguir buscando, porque si me siento a hacer masita en estos baños endemoniados, en una de esas me muerden una telera ¿y pa’ qué quieres? Al fin que ya va a amanecer, el frío está arreciando y sopla un vientecillo que no puede significar otra cosa que no sea eso: que el sol está próximo a mostrarse por estos lares…
¿Pero dónde me zurro? Mejor me largo a buscar moneditas en los teléfonos, a ver si algún superhéroe despistado dejó su cambio el muy baboso, con eso podría pagar en una gasofa…
Lo malo es que poco a poco empieza a haber más gente en la calle, pero nadie conocido, ni banquetas, ni camiones. Nada me parece familiar, hasta las calles tienen nombres bien raros, me cae…

domingo, 31 de mayo de 2009

.07. Ronda 1





Bueno, ¿ya estuvo suave, no? Mucha risa, mucha risa... Digo, ya sé que no es normal que se vean cebras en las calles, y menos en este país en el que hasta por las rayas te para la tira, pero cualquiera puede alucinar cosas en este maldito horno.

Pero te sigues burlando, Patán, con esa risa ronca y caricaturesca que me cae en la punta del hígado. O quizás ya me estoy imaginando estos ruidos raros que jamás habría esperado de ti. Tomando en cuenta de que llevamos un par de días de caminar bajo un sol atizante sin comer nada más que los piojos que seguramente se nos pegaron en Mexicali, no me puedes culpar de imaginarte de compinche de Pierre Nodoyuna.

Oye, ¿y sí seguimos en México? Pa’ mí que ya nos pasamos a otro terruño de caras pálidas. Todo es harto raro. Hasta las ampollas que traigo en las plantas de los pies sienten estas anchas banquetas como seda. ¿Y ya viste? Puro güero que parece andar hablando de los Polivoces porque sólo les entiendo puro güachangüer, güachangüer...

No, Dogo, yo creo que mejor nos pelamos a otro lado. ¿Qué vinimos a hacer aquí, de todas formas? ¿Dogo? ¿Dogo? Ay, nomás se descuida uno un momento y éste aprovecha para andar de pata de perro sin avisarme. Pinche perro malagradecido, todavía que le quito las garrapatas.

Pero no tengo de otra, tengo que dar con él. Si no encuentro a-- no, Dogo no me late tampoco para él. Solovino, sí.—Decía que si no encuentro a Solovino, ¿quién lo va a cuidar? ¿quién le va a encontrar cuanta perra se le antoje para saciar su sed animal? ¿quién le va a ayudar a buscar una novia más seria que le suture las heridas con una delicada lamida?

Vaya, vaya... y que me siento en el agujero del conejo blanco. Aquí da uno la vuelta en una calle y sin querer se pierde hasta entrar en la mismita boca del infierno. Identifico el mismo olor de tantas visitas que llevo a las entrañas del diablo, ¿o llevaba yo al chamuco metido hasta el tuétano? Bah, para la diferencia que hace. De cualquier forma huele a orín y porquería. A sexo dispuesto y listo. A borracho. A locura. A... a... aaaaaah, esa es de la buena, me cae. No, de veras, ¿dónde ando que me hace sentir entre el inframundo y el paraíso?

- Psst, ¿se te perdió algo, compa?- me pregunta agresivo un muchacho en este boulevard de los pobres diablos.

Me gustaría decirle que sí, que busco al méndigo Solovino que se perdió en este laberinto urbano. Pero desisto. Mejor me evito la molestia de andar dando explicaciones donde no hay necesidad de darlas.

Y hablando de darlas...

Estoy por darme la media vuelta convencido de que aquí no está mi hermano perruno, cuando me doy cuenta de que por lo menos media decena de mujeres-- con ropa muy escotada, jugosos bustos, buena pierna y provocativos tacones-- se paran curiosas (¿o temerosas?) detrás del chavito de los tanates grandes.

- Éste ha de ser pariente de la Maguana porque se ve medio ido, el wey.
- Pues háblenle, capaz que por éste se regresa al jale.
- Ay, ya mándenlo a la chingada. Ya me espantó a un gringo.

La verdad que ni mucho caso hago a sus comentarios. Bastante me entretengo viendo los dotes frente a mí como buen niño en dulcería. Pero en eso un puño me manda directito al piso.

- Ya, sácate de aquí, pinchi vato, si no quieres que te caiga a putazos.

Al tipo ni lo veo de lo aturdido que me dejó el golpe. ¿Y ‘ora qué les hice? ¿Ya ves, Solovino? Nomás te me vas y te llevas contigo la poca suerte que me quedaba.

Lo que sí es que no sé ni en qué momento entre dos gorilas me aventaron a un lote baldío porque de pronto acabé rodeado de un buen de basura, llantas, hierbas y arbolitos de navidad muertos.

Así es la gente. Ahora resulta que si les estorbas se deshacen de ti a como dé lugar. Lo gacho es que les estorbes sin hacerles nada en una calle libre y pública. ¿O qué no lo era? Faltaría nomás que hasta por el aire y el tiempo cobraran impuestos.

Por eso extraño a Solovino, aunque no me va a escuchar admitirlo. Luego se pone de arrogante y se da sus aires de divo. Bueno, la verdad no. Así no es él. Siempre me aguantó y acompañó cuando más lo necesitaba y cuando menos me convenía andar solo, sobre todo con mis penas y desamores. Era noble, sí, muy chido. Bueno, no era. ES. Porque te voy a encontrar, ¿verdad carnalito?

Como si me respondiera, escucho un par de ladridos y gruñidos no muy lejos. Y cómo no voy a reconocer esos gruñidos si el pobre tiene días sin nada bueno pa’ tragar.

Pinche Solovino, me tenías angustiado, le digo sin ninguna intención de regañarlo cuando lo veo jalando una bolsa rota con algunas piezas buenas de pollo.

Sí, vaya que es chido mi amigo canito. Ya encontró hasta comida para los dos.

Pero mi sorpresa llegó un segundo después en forma canina. Otra forma canina que no reconozco. Mi cuate, en cambio, empieza a menearle la cola muy entusiasmado y de pronto los dos se ponen a pelear de manera juguetona. Como dos buenos cuates o dos extraños que se coquetean entre el vuelo loco de las hormonas.

Pero luego siguen con el botín. El par de canes le entran vorazmente a la pila de huesos, pellejo y pollo. Se devoran de un bocado todo sin dejar ni un mísero trozo por el cual rogarles. Incluso lamen la bolsa para terminarse hasta los vestigios de la grasa. Y mi compadre se ve re-contento.

¿Ya te encontraste una noviecita, eeeh, picarón?

Pero ni me pela. Bueno, sí me pela, pero sólo lo suficiente para venir a lamer un pedazo de carne vieja que se me había pegado en el pie, como si no se hubiera saciado lo suficiente con el banquete que se acaba de tragar. Y entonces su acompañante viene a intentar a hacer lo mismo.

-¡Sácate, tú!

La perra chilla y se mueve para atrás con la cola entre las patas cuando la espanto. Solovino me gruñe como si fuera con él el problema, pero la verdad es que no me late esta noviecita para él.

No, creo que más bien no me late que me haya ilusionado con la comida. Con eso ni se juega.

La neta no te puedo reclamar nada, le digo al chuchito que me ha seguido con tanta paciencia.

¿Encontraste aquí lo que buscabas?

Solovino mueve el rabo y se queda viendo como a la espera de algo, con esos ojos tan grandes y negros que por sí solos intimidaban a cualquier gato baboso.

Volteo ver a los pieseses desnudos y mugrosos que me han llevado a tantos rumbos solo, acompañado, torcido, cansado y de mil maneras que ni podré recordar por entero. El pedazo de carne pegado, junto con un tomate podrido y otra cosa que no recuerdo haber visto antes, se me empieza antojar. Pero no, prefiero dárselo a mi fiel perro anónimo que ni siquiera pude terminar de bautizar.

Un regalito de despedida.

Me levanto para largarme, les doy la espalda y evito verlos para que no me hagan caso, para que no me acompañen. Y ni me sigue. De hecho, ya ni siquiera está cuando volteo. Mejor así, ya que se haga hombrecito y se valga por sí mismo... Solovino, Solovino… ni tan solo, pero sólo se fue.

Bueno, ¿y ahora a dónde fregados me tengo que mover para salir de esta ciudad tan fea? Hace rato vi a un cuate bien dormido entre unas cobijas sucias... capaz que sabe algo...

sábado, 23 de mayo de 2009

.06. Ronda 1


Caminar, caminar, y caminar, pero contigo la caminada es mejor. Pinche calor insoportable, el sol empieza a cubrir el sendero ¿A dónde vas, Sísifo? Eso que hueles, ¿se comerá? No, son puros cactus. ¿Dónde chingados estamos? Me guías, te sigo y me miras como si nos entendiéramos, solo sé que cada día amanecemos juntos, no sé si tú conmigo, o yo contigo. Pero hoy estamos aquí y el día comienza, el calor acrecienta y la sed nos mata. Cabrón, ¿porque lloras de nuevo? seguramente necesitas lo mismo que yo: una hembra y tragar.
Oiga joven ¿qué lugar es este?... Chingada gente ni me habla, por eso te prefiero Sísifo, porque tú si me hablas.
Mira qué bonitas nalgas tiene esa vieja, apenas para mí, lástima de pinches llantas de gorda, por eso tu perra va estar bien sabrosa, no como las gordas de por aquí.
Mexicali, el puritito infierno, con razón casi no hay gente ni perros. Las calles están planas, llenas de aire caliente y polvo que me ciega. Me arden los pies, te arden las patas y no hay comida.
Hace cuanto que no siento las caricias de una perra, sentados aquí esperando que el sol caiga, quiero suturar mi herida del corazón ¿aún tendré? Ya no importa, ahora estamos tú y yo sin saber a dónde ir.
Olor a carne… siento náusea, me gruñes ¡nunca lo habías hecho!, ¡nunca lo pensé! El hambre, maldita sea, aunque sea esta comida china, ándale ayúdame a buscar algo bueno. Al fin estos botes de basura están muy grandes, además estamos atrapados aquí y apenas son las cinco de la tarde.
Mira Sísifo, te quedas aquí afuera yo entro a esta plaza, busco los baños, trago agua y te traigo a ti.
-Afuera, me quedo afuera ¿y si me largo? No, este güey se va a quedar angustiado-
Aquí está, tómatela despacio no te me vayas a ahogar.
Por fin de noche, ven compañero mío este es buen lugar para descansar, mañana seguiremos por el sendero caminando, caminando, caminando, o mejor nos trepamos a un camión pinche calor nos matará si nos quedamos un día más.